La celulosa que se produce en España, destinada a la fabricación de papel, utiliza madera procedente de cultivos forestales de especies de crecimiento rápido, como los chopos, el pino radiata o el eucalipto. Lejos de contribuir a la disminución de la superficie forestal, la industria pastero-papelera contribuye a su incremento a través de estos cultivos forestales. Actualmente, en España, por cada dos árboles que se cortan, son plantados tres.
LA CELULOSA
Para fabricar la pasta a partir de la madera hay que separar las fibras de celulosa que están unidas entre sí por la lignina. Esta separación se puede realizar “moliendo” la madera por procedimientos mecánicos o disolviendo la lignina mediante agentes químicos combinados con presión y temperatura.
La pasta obtenida por estos procedimientos puede emplearse directamente en la fabricación de papel o someterse previamente a un proceso de blanqueo, con el que se elimina la lignina residual que oscurece la pasta. El blanqueo no sólo cambia el color del papel, sino que mejora su aptitud para la impresión y la encuadernación y le confiere una mayor durabilidad.
Los antiguos métodos de blanqueo con cloro gas han sido sustituidos en la moderna industria papelera por los métodos de producción de pasta ECF (Elementary Chlorine Free- Libre de Cloro Elemental), preblanqueada con oxígeno y blanqueada sin cloro elemental, y de pasta TCF (Totally Chlorine Free-Totalmente Libre de Cloro), blanqueada con oxígeno y agua oxigenada. Actualmente en España la mayor parte (96%) de la producción se lleva a cabo a través de estos sistemas.
Cuando la fuente de fibra es papel usado, éste se introduce en un pulper y en fases sucesivas de depuración se van eliminando de la suspensión fibrosa todos los elementos ajenos a las fibras de celulosa, incluida la tinta, en su caso.
FABRICACIÓN
Para fabricar el papel (virgen, reciclado o un combinado de ambos), la fibra se deposita en una máquina de fabricación de papel, constituida por una cinta sin fin, de modo que se obtiene una larga banda conducida por rodillos.
Sucesivamente se van sedimentando las fibras en forma de lámina húmeda, se elimina parte del agua mediante presión, se seca con calor y se realiza el acabado final. Durante este proceso, pueden darse al papel distintos tratamientos como el encolado superficial o el estucado.
Una moderna máquina papelera mide entre 100 y 200 metros y tiene más chips que un avión. En España hay actualmente 16 fábricas de celulosa y 116 fábricas de papel. Las inversiones medioambientales y en nuevas instalaciones efectuadas en los últimos años han permitido importantes reducciones en el consumo de agua y energía.
La industria de la celulosa y el papel es líder en cogeneración de energía en España. La energía eléctrica actualmente generada por la industria pastero-papelera supone el 2,5% del total de la electricidad generada en españa y podría abastecer a una población de 1,5 millones de habitantes. La cogeneración permite obtener el máximo de energía con el mismo combustible, con la consiguiente reducción de la emisiones.
Los combustibles utilizados por el sector papeleros son limpios como el gas natural (62% del total) o renovables como la biomasa residual del proceso (29% del total).
Actualmente, la práctica totalidad de los efluentes de la industria pastero-papelera española recibe tratamiento de depuración en instalaciones propias: depuración primaria (más del 52%) o secundaria (más del 39%) o terciaria (5%). Un 21% de los efluentes del sector vierten a colectores municipales donde son tratados en depuradoras municipales y en su mayoría reciben también tratamiento adicional en instalaciones propias.
La industria papelera que, a partir de una materia prima renovable, como la madera, fabrica productos reciclables con procesos de producción cada vez más respetuosos con el medio ambiente, es, sin duda, uno de los sectores mejor posicionados para cumplir con los requerimientos del desarrollo sostenible.
El sector está convencido de que su futuro pasa por la adaptación a los más estrictos estándares medioambientales, por lo que viene realizando toda una serie de acciones e inversiones en este sentido.
EL CICLO SOSTENIBLE DEL PAPEL
El del papel es un ciclo integrado y sostenible. Los árboles producen madera fijando dióxido de carbono y éste queda almacenado en el papel. Con la recuperación y el reciclaje de los productos papeleros una vez usados, se prolonga la vida útil de las fibras de celulosa obtenidas de la madera, optimizando el aprovechamiento de este recurso natural. Por otra parte, el papel usado que no entra en el circuito de reciclaje (por no ser apto como materia prima) puede ser empleado como combustible, al igual que la biomasa y los residuos del proceso de fabricación. De este modo se cierra y equilibra el ciclo sostenible del papel, que parte de una fuente renovable y natural de materia prima.
El sector papelero formula su visión de la sostenibilidad como la contribución decidida del papel y las empresas que lo fabrican a la mejora de la calidad de vida y al desarrollo sostenible mediante la gestión forestal sostenible, procesos productivos limpios y el reciclado continuo de sus productos.
TECNOLOGÍAS LIMPIAS
Solo una mínima fracción de los residuos generados por la industria papelera son peligrosos, siendo éstos del tipo que genera el común de las industrias: bombillas, aceites, envases usados…
La mayor parte de los residuos del sector se producen en el reciclaje del papel recuperado, que llega a las fábricas papeleras mezclado con una serie de materiales impropios: plásticos, bolsas, grapas, arenas, orgánicos, etc. Dichos materiales son rechazados en el proceso de reciclaje, generándose entre un 10% y un 35% de residuos no peligrosos: el residuo del reciclaje, que es de 800.000 toneladas al año.
La industria papelera trabaja en la gestión de sus residuos, buscando nuevas vías de reducción o valorización, como ocurre con los utilizados como compost o con los residuos del destintado que son reciclados, por ejemplo, en la fabricación de ladrillos. El aprovechamiento energético de los residuos de la industria papelera tiene el potencial de mejorar la estructura de combustibles del sector hasta en un 20%.
El sector ha puesto en marcha un proyecto de I+D para poner a punto y demostrar la viabilidad de una serie de tecnologías de valorización, coordinado por el Instituto Papelero Español (IPE), con el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) como socio tecnológico.
BENEFICIOS MEDIOAMBIENTALES
Para la fabricación anual de 1.894.000 toneladas de celulosa, el consumo de madera como materia prima asciende a 5.858.000 m3, procedentes de plantaciones de especies de crecimiento rápido.
Se trata de árboles de crecimiento rápido cultivados con tal fin, por lo que lejos de contribuir a la disminución de la superficie forestal, la industria papelera contribuye a su incremento. De hecho, gracias a la actividad del sector papelero existen y se mantienen unas 400.000 hectáreas de bosques de plantaciones.
En España hay 430.843 hectáreas de pino insigne y 519.630 hectáreas de eucalipto –que suponen el 2,8% y el 3,4% de la superficie arbolada total. De esa superficie cercana al millón de hectáreas, unas 400.000 hectáreas se utilizan para atender al consumo del sector papel.
Como grandes productores de madera, las plantaciones forestales de especies de crecimiento rápido son eficientes sumideros de CO2. La capacidad de fijación de la superficie forestal posibilitada por la actividad del sector papelero supone una fijación anual equivalente a 7,5 millones de toneladas de CO2.
ASPAPEL apoya la certificación forestal, que garantiza que la madera de la que se ha obtenido la fibra de celulosa con la que se fabrica el papel procede de árboles gestionados sosteniblemente.
Las fibras vírgenes y las recicladas son complementarias y esenciales en el ciclo de fabricación del papel.Con los sucesivos usos, las fibras se van deteriorando y se hace necesario incorporar fibra virgen al proceso.
Además, alrededor de un 15% del papel que utilizamos no puede recuperarse para el reciclaje debido a diversas causas. Unas veces, porque lo guardamos, como ocurre con los libros, documentos, fotografías, que tenemos en casa y que se custodian en archivos y bibliotecas. Otras, debido a su uso, como es el caso del papel higiénico y sanitario o el papel de fumar.
A través de la recuperación y el reciclado se alarga la vida útil de las fibras de celulosa y se produce un ciclo completo de aprovechamiento de recursos.
En España se emplea como materia prima una media de 8 toneladas de papel recuperado por cada 10 toneladas de papel nuevo que se fabrica. Son los papeles para envases y embalajes los que utilizan un mayor aporte de fibra reciclada.
ALTA IMPLANTACIÓN DEL RECICLADO
La industria española utiliza anualmente como materia prima 4,4 millones de toneladas de papel recuperado para una producción total de 5,4 millones de toneladas de papel nuevo. El sector ha incrementado en un 83% el reciclado en la última década, con lo que se realiza un total de aprovechamiento de las fibras celulosas procedentes de la madera y se evita el impacto del depósito en vertedero.
El papel se recupera a través de la recogida industrial en empresas y grandes superficies comerciales, la recogida selectiva en los contenedores azules y la recogida “puerta a puerta” en los pequeños comercios.
DÉFICIT DE PAPEL RECUPERADO
Pese a su importante incremento, el papel recuperado en nuestro país sigue siendo insuficiente para cubrir la creciente capacidad recicladora de la industria papelera española. El sector se ve obligado a importar anualmente alrededor del 20% de su consumo total de papel recuperado.